Influencia de los Medios de Comunicación
El influjo que ejercen los medios de comunicación de
masas sobre la sociedad actual es innegable, en unos casos esta capacidad de
intervención sobre el individuo, y por ende, sobre la colectividad social puede
resultar beneficiosa, sin embargo en otras ocasiones, puede tener un efecto
realmente perjudicial. Así lo afirma Juan Pablo II al expresar en el año 1996
que “Estos medios tienen
una utilidad indiscutible, pero no deben engañarnos ni adueñarse de nuestra
vida”.
Así, las sociedades modernas disponen de unos sistemas
políticos principalmente basados en los principios
democráticos, de este modo, para estos entes el manejo, o gestión de la
información tiene un carácter fundamental para sus objetivos, es la llamada
teledemocracia, así según el periodista Juan Luis Cebrian “la televisión nació
bajo el signo de la política”, y para el psiquiatra Luis Rojas Marcos “la
televisión hace mucho bien como fuente de información, como factor de cohesión
y como refuerzo de la democracia”, de aquí se desprende que realicemos nuestra
primera diferenciación importante entre información, desinformación y
manipulación.
El primer concepto obedece a la comunicación de un
hecho que por sus características propias tiene interés para la opinión
pública, la desinformación es la información errónea trasmitida por parte del
emisor, ya sea por falta de celo profesional del informador u otras causas
imputables al emisor, al canal, etc, pero a diferencia de la manipulación nunca
existe intencionalidad de faltar al principio ético por antonomasia de la comunicación: la
veracidad.
La opinión pública en ocasiones recibe tal cantidad de
informaciones que es incapaz de reconocer cuales son erróneas y cuales no,
cuales están manipuladas y cuales no, precisamente esta hiperinformación sitúa
al individuo en el punto inverso al que creía estar ubicado, es decir, el
receptor de ese enorme flujo informativo no tiene capacidad suficiente como
para asimilar y procesar ese ingente material. No es capaz de discriminar lo
bueno de lo malo, un ejemplo muy en sintonía con este tema extrapolado del
ámbito más general a un espacio más concreto de la información, es la
incapacidad de los servicios
de inteligencia actuales para dar validez, credibilidad, o certeza a los innumerables mensajes que
reciben acerca de una determinada investigación.Presisamente por esa
imposibilidad manifiesta a la hora de diferenciar entre la informacón veraz,
la desinformación o la manipulación.
Ahora bien, el receptor del flujo informativo, es soberano en
cuanto a su libertad de elección de medios de comunicación, de este
modo, la prensa escrita tradicionalmente se ha caracterizado por unos niveles
de prestigio mayores que los obtenidos
por los medios audiovisuales, ello puede
ser debido a que la información tratada se somete a un proceso de analisis más
profundo, distinto al que puede aplicarse a los audiovisuales, quizá por
encontrarnos en la era de la noticia express, predominando de esta forma
la instantaneidad informativa,así el impacto producido por una noticia en el espectador
cobra mayor relevancia si es emitida de forma inmediata, incluso en directo, de
este modo, en las redacciones de los medios informativos, en ocasiones
ante determinadas noticias denominadas de alcance no hay tiempo material para
contrastar las noticias aparecidas en los teletipos
y es necesario optar entre la inmediatez con el consiguiente riesgo de faltar a
la verdad o conseguir un relevante impacto visual en la audiencia del medio.
Aunque el escritor Oscar Wilde manifestara: “aquellos para quienes el presente
lo constituyen las cosas presentes, no conocen nada del tiempo en que viven”.
Por su parte, la prensa escrita tradicional, no digital se
enfrenta a un grave problema: la voracidad de la televisión, así el contenido
de una noticia difundido en un periodico un día después ya es historia
Ahora bien, cada medio tiene su forma de tratar el material
informativo, así la emisión de una noticia en television puede durar una media
de uno o dos minutos, en ese tiempo hay que comunicar al telespectador el que,
el como el cuando y el porque de la noticia, inevitablemente el hecho se va a
ver seccionado o mutilado, ya que, por muy buena que sea la labor de síntesis,
siempre van a faltar elementos, entendemos que imprescindibles que permitan al
telespectador formarse un juicio exacto del hecho difundido.
Así mismo, existen otras teorias que justifican esta
instantaneidad de la televisión en el poder que proporciona la imagen,
supliendo las carencias de esa aludida celeridad.
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